El acoso es una forma de violencia en la que, si bien no necesariamente existe la subordinación, hay un ejercicio abusivo de poder que conlleva a un estado de indefensión y de riesgo para la víctima, independientemente de que se realice en uno o varios eventos.
Mientras que el acoso sexual es el ejercicio abusivo del poder, en una relación de subordinación real de la víctima frente a la persona agresora en el ámbito laboral o con motivo de él. Se expresa en conductas verbales, físicas, gestuales, escritas o de comportamiento coercitivo relacionadas con la sexualidad de connotación lasciva. [1]
[1] Artículo 13 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.